
- Los metales pesados en tu cuerpo son auténtico veneno y por ello hay que depurar al máximo tu organismo y hay varias infusiones que te ayudan, de fácil preparación.
- También hay otras medidas y productos que te depuran el hígado, clave en esta limpieza.
Los metales pesados son uno de los caballos de batalla a enfrentar tu organismo y una de las principales preocupaciones para tener tu cuerpo a raya, ya que nos encontramos rodeados de ellos y es casi imposible evitar que se acumulen en tu cuerpo.
Están presentes en el agua de grifo, las tuberías, la pintura, muebles y enseres, la ropa, y en alimentos como los pescados, frutas y verduras, debido a los fertilizantes, así como en el tabaco y el alcohol.
Depurar metales pesados del hígado
Los metales pesados, como el arsénico, plomo, mercurio y cadmio, son toxinas que pueden dañar las células y provocar enfermedades a lo largo del tiempo. Estos elementos nocivos tienden a acumularse en el hígado, afectando no solo a este órgano vital, sino también al cerebro, riñones, intestinos y el sistema inmunológico.
Los metales pesados se dividen en dos categorías: orgánicos e inorgánicos. Los primeros, derivados de medicamentos, alcohol y tabaco, representan hábitos perjudiciales para la salud que se deben evitar. Los segundos, conocidos como toxinas inorgánicas, provienen de alimentos contaminados y la exposición a la contaminación ambiental, especialmente en entornos industriales.
Infusiones depurativas
- Té Verde: Prepara una taza de té verde añadiendo una cucharadita de hojas de té verde o una bolsita de té verde a agua hirviendo.
- Té de cardo mariano: Hierve dos tazas de agua y agrega dos cucharaditas de semillas de cardo mariano, consumiendo 30 minutos antes de las comidas.
- Jugo de melón y menta: Mezcla un cuarto de melón con un puñado de menta en licuadora.
- Té de fenogreco: Coloca dos cucharaditas de semillas de fenogreco en una taza de agua fría, deja reposar tres horas, hierve y cuela.
- Té de albahaca con romero: Hierve un litro de agua y agrega diez hojas de albahaca y una cucharadita de romero para consumir hasta tres tazas al día.
- Té de jengibre, cacao y canela: Hierve un litro de agua con raíz de jengibre, canela en polvo y cacao en polvo.
- Té de ajo con limón: Hierve tres tazas de agua, agrega tres dientes de ajo sin cáscara y cortados por la mitad, luego añade medio vaso de zumo de limón.
- Té de alcachofa: Hierve un litro de agua y añade una cucharadita de hojas secas de alcachofa, bebiendo hasta tres tazas al día.
- Té de ispágula: Hierve una taza de agua y agrega diez gramos de cáscara de ispágula, para beber hasta dos veces al día.
- Té de essiac: También se conoce como: raíz de bardana, raíz de acedera en polvo, corteza de olmo en polvo y raíz de ruibarbo en polvo.
Remedios naturales para la depuración del hígado
- Ajo en ayunas: Consumir ajo fresco, según estudios en The Internet Journal of Nutrition and Wellness, puede reducir el estrés oxidativo hepático.
- Diente de León: Aunque se necesita más investigación, el diente de león se considera beneficioso para el hígado al estimular el flujo de bilis.
- Agua de alcachofas: Infusión de alcachofas que puede ayudar a limpiar el hígado de toxinas.
- Clorofila: Presente en herbolarios, la clorofila fortalece el hígado y el sistema inmunológico, como indica un estudio en Food Research International.
- Cilantro: Estudios sugieren que el cilantro puede ayudar a proteger el hígado de metales pesados y toxinas.
- Brócoli: Rico en antioxidantes y polifenoles, el brócoli es un excelente vegetal para la depuración del hígado.
- Espinaca cruda: Las espinacas crudas, ricas en clorofila, pueden ofrecer beneficios aún mayores para la salud hepática.
La infusión que depura tu sangre de metales pesados
Además de llevar una dieta saludable y hacer ejercicio, hay refuerzos para purificar la sangre de toxinas. En este caso, hay otra infusión para este cometido: la de saúco. Las flores de esta planta son un diurético excepcional, promoviendo la micción. También tiene propiedades antivirales y antibacterianas.
Para preparar la infusión, necesitas un puñado de flores de saúco y una taza de agua. Se hierve y cuando llegue a ebullición agregas las flores tras lavarlas. Apagas el fuego, dejas reposar y lo cuelas. Lo ideal es que lo tomes después de comer.