Hasta hace algunos años la propia Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) recomendaba el consumo por debajo de 100 gramos de atún en niños menores de 3 años y en mujeres embarazadas. Pero poco después realizó una actualización de esta recomendación: no aconsejando el consumo de atún rojo ni en niños menores de 3 años ni en mujeres tanto embarazadas como lactantes.

¿El motivo? Muy sencillo: la existencia de mercurio en el atún, y no solo en el atún, sino en aquellas grandes especies que, al encontrarse situadas en lo alto de la cadena trófica del mar, tienden a acumular mercurio en sus distintos tejidos grasos, que absorben de sus presas en su forma más tóxica (el metilmercurio).

Efectos negativos del mercurio en la salud

¿Qué es el mercurio?

El mercurio es un elemento que se encuentra presente de forma natural no solo en el agua, sino también en el aire y en los suelos. Lo encontramos sobre todo en distintas formas:  elemental (metálico), inorgánico y orgánico. Es esta última forma donde distinguimos al metilmercurio, que consumimos y por tanto penetra en nuestro cuerpo a través de la alimentación.

El mercurio puede provenir de hecho de forma natural (en la corteza terrestre o provenir de la actividad volcánica o la erosión de las rocas). Y también a partir de la propia actividad humada. Son precisamente las emisiones de mercurio procedentes sobre todo de procesos industriales o de la combustión de carbón en centrales eléctricas, las que finalmente terminan por transformarse en metilmercurio a partir de la acción de ciertas bacterias.

Es entonces cuando tiende a acumularse tanto en peces como en mariscos, acumulándose sobre todo en niveles elevados en grandes peces depredadores, quienes a lo largo de su vida han devorado a muchos peces pequeños que, a su vez, habrán ingerido metilmercurio al alimentarse del plancton presente en las rocas.

Por ello para las personas las principales vías de exposición son el consumo de pescado y de marisco contaminado con metilmercurio. Y, a diferencia de lo que se piensa, cocinar los alimentos no elimina el mercurio que se encuentre en ellos.

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¿Cuáles son los efectos del mercurio en nuestro cuerpo?

Debemos tener en cuenta que todos estamos expuestos a cualquiera de las formas de mercurio. En la mayoría de las ocasiones se tratan de niveles bajos. Pero en determinadas situaciones o etapas de la vida estos niveles sí pueden ser preocupantes y peligrosos, aún cuando precisamente sean cantidades pequeñas.

Efectos en el feto durante el embarazo

Por ejemplo, los fetos son muy sensibles a los efectos del mercurio sobre el desarrollo, de forma que una exposición de la embarazada a metilmercurio puede causar un daño en el cerebro y en el sistema nervioso del feto, sobre todo cuando se encuentra en pleno crecimiento.

El motivo principal es que este compuesto es capaz de traspasar con cierta facilidad tanto la barrera placentaria como la barrera hematoencefálica, pudiendo afectar al desarrollo normal del feto.

Es decir, el consumo de alimentos con metilmercurio incluso en cantidades pequeñas por parte de mujeres embarazadas puede afectar al desarrollo del bebé, sobre todo a la memoria, su capacidad de concentración, el pensamiento cognitivo, las aptitudes motoras y las aptitudes espacio-visuales finas.

Además, se sabe que ocasiona alteraciones cromosómicas que se traducen finalmente en trastornos mentales y físicos.

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Efectos en adultos

Los síntomas se presentan sobre todo a largo plazo, cuando la ingesta haya sido constante.

En cualquier caso, tal y como han demostrado muchos estudios, se conoce que el mercurio aumenta el riesgo de infarto y afecta al hígado, el cerebro, los riñones y la médula espinal. Por otro lado, afecta al sistema circulatorio y la IARC (Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer) ha clasificado al metilmercurio en el Grupo 2B; es decir, “posiblemente carcinógeno para el ser humano”.

¿En qué alimentos encontramos mercurio?

Como indicábamos anteriormente, los peces que se encuentran más arriba de la cadena alimentaria son los que mayor cantidad de mercurio presentan en su cuerpo. Es decir, lo encontramos sobre todo en los peces más grandes.

Por ejemplo, destaca el atún grande (o atún rojo, que debemos diferenciar del atún de pequeño tamaño que se utiliza para enlatados y conservas), pez espada, marlín, caballa gigante, lucio, barracuda, lucioperca americana, ballenas dentadas y las focas.

Como vemos, de acuerdo a las recomendaciones realizadas por entidades oficiales y especializadas, se debe evitar el consumo de estos alimentos durante el embarazo y niños pequeños.