En torno a un 6-10% de las mujeres embarazadas toman medicamentos para tratar su depresión, sobre todo inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS) y/o de la noradrenalina. Un aspecto a tener en cuenta dado que, como ya alertara un estudio publicado hace año y medio, tomar estos fármacos durante el segundo o tercer trimestre de la gestación puede prácticamente duplicar el riesgo de que el futuro bebé acabe desarrollando un trastorno del espectro autista (TEA) durante la infancia. Pero, ¿esto es realmente así? Es decir, ¿los antidepresivos incrementan por sí mismos el riesgo de autismo del neonato? Pues según dos nuevos estudios publicados en la revista «JAMA», no. De hecho, y de acuerdo con las nuevas evidencias, el uso de antidepresivos durante el embarazo tampoco se asocia con una mayor probabilidad de que el futuro bebé acabe padeciendo un trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Como explica Simone N. Vigod, del Hospital Universitario de la Mujer en Toronto (Canadá) y directora del primero de los estudios, «si bien no podemos descartar totalmente la existencia de una relación causal, la asociación previamente observada entre el uso de antidepresivos en el embarazo y el riesgo de TEA puede explicarse por otros factores». No son los antidepresivos
Concretamente, el primero de los estudios tuvo por objetivo analizar la posible relación entre la toma de antidepresivos durante la gestación y el riesgo de TEA del neonato. Y para ello, los autores realizaron un seguimiento durante un periodo promedio de cinco años de la evolución de 35.906 recién nacidos. Los resultados mostraron que el 2% de los niños cuyas madres tomaron antidepresivos durante su gestación –2.837 neonatos, o lo que es lo mismo, el 7,9% del total– acabaron siendo diagnosticados de autismo durante el seguimiento. Y asimismo, que aquellos expuestos a los ISRS durante su desarrollo fetal tuvieron un mayor riesgo de ser diagnosticados de TEA. Nuestro trabajo sugiere que el uso de antidepresivos en el embarazo parece ser más seguro de lo que anteriormente se pensabaBrian D’Onofrio Entonces, ¿la exposición fetal a estos ISRS incrementa la probabilidad de desarrollar autismo? Pues no. Y es que una vez los autores establecieron un ajuste con el resto de factores, tanto genéticos como ambientales –caso de la edad de los padres–, que podrían influir en este riesgo, la posible asociación desapareció. De hecho, tampoco se observó ninguna asociación entre la toma de antidepresivos y los TEA cuando se evaluaron los resultados alcanzados con hermanos –uno expuesto a los antidepresivos y el otro no, siendo el riesgo de autismo similar para los dos. Mayor riesgo de parto prematuro Por su parte, el segundo de los estudios, dirigido por investigadores de la Universidad de Indiana en Bloomington (EE.UU.), analizó el posible efecto del tratamiento con antidepresivos –que en hasta un 82% de los casos eran ISRS, caso de la fluoxetina, la sertralina y el citalopram– durante el primer trimestre de embarazo. Y para ello, los autores analizaron los historiales médicos de los más de 1,5 millones de niños nacidos en Suecia entre los años 1996 y 2012. Como explica Brian D’Onofrio, director de la investigación, «establecer un equilibrio entre los riesgos y beneficios del uso de antidepresivos durante la gestación es una decisión extremadamente difícil que toda mujer debería tomar conjuntamente con su médico. Sin embargo, nuestro trabajo sugiere que el empleo de estos fármacos en el embarazo parece ser más seguro de lo que anteriormente se pensaba». Una vez tenidos en cuenta los factores que pueden influir en el riesgo de desarrollo de autismo o TDAH, caso de la edad de la madre en el alumbramiento, los resultados mostraron que la toma de antidepresivos durante los primeros tres meses de gestación no aumentó la probabilidad del neonato de acabar desarrollando estos trastornos. Tampoco de un menor crecimiento fetal. Sin embargo, la exposición a estos fármacos sí incrementó, aun ligeramente –1,3 veces más–, el riesgo de parto prematuro.