Nuestra sangre y cada célula en nuestro cuerpo son levemente alcalinas, y deben mantener la alcalinidad para funcionar y seguir manteniendo un estado óptimo de salud.

En condiciones de acidificación nuestro organismo manifestará diversos trastornos y síntomas que nos indicarán que tenemos un exceso de sustancias ácidas, tales como osteoporosis, dolores osteoarticulares, tendinitis, calambres, irritaciones en las mucosas, caries dentales, cabello y uñas frágiles, cansancio crónico que no recupera tras el descanso nocturno,…

Incluso si esta situación se mantiene en el tiempo puede dar lugar a enfermedades degenerativas como el cáncer, ya que en un medio ácido las células tienen dificultad para utilizar el oxígeno y ha de mantener un pH entre 7,36 y 7,42 para que la sangre pueda realizar su función de transportar el oxígeno a todas las células.

Las células cancerígenas pueden vivir mejor que las células normales en un fluido ácido y de baja oxigenación, como ya demostraron el premio Nobel de Medicina Otto Warburg en 1931, y posteriores trabajos y publicaciones de la Doctora Catherine Kousmine y la Doctora Budwig.

Depende de los alimentos que tomemos en nuestra dieta, tendremos restos de un metabolismo de carácter más o menos ácido. Por ejemplo, los alimentos ricos en proteínas de origen animal (carnes, pescados, huevos, lácteos), dejan restos metabólicos de carácter ácido como el ácido úrico o fosfórico, que se eliminan fundamentalmente por riñón.

Las proteínas vegetales sin embargo dejan restos metabólicos como el ácido oxálico y pirúvico, que se transforman en anhídrido carbónico y pueden eliminarse más fácilmente vía pulmonar, una vía más adaptable y rápida que la renal, por lo que los alimentos de origen animal pueden llevar a que en nuestro organismo se acumulen mayor cantidad de sustancias acidificantes.

Pero son especialmente las verduras, frutas, hortalizas y las algas las que son especialmente alcalinizantes por su contenido en minerales alcalinos como el calcio, el magnesio y el potasio.

Si en nuestro organismo predominan los restos ácidos, se utilizará calcio del hueso como mineral alcalino que compense el exceso de ácidos, con la consiguiente desmineralización.

Además la carencia de minerales también la percibiremos en un sistema nervioso que tiene dificultad para realizar sus funciones correctamente para lo que necesita el intercambio iónico a través de diversos minerales; esto nos llevará a sentirnos cansados, fatigados y con dificultad de concentración.

El Magnesio es un mineral muy alcalino y alimentos muy ricos en magnesio son aquellos muy verdes por su contenido en clorofila que contiene en su interior el átomo de magnesio. Nuestra dieta por ello ha de ser predominantemente vegetal como indican las recomendaciones de la dieta mediterránea.

Verduras de hoja muy verde como espinaca, acelga, brécol, perejil o apio, lechugas sobre todo la parte más verde, frutos y semillas como el aguacate o las almendras, y especialmente las castañas.Alimentos también quizá menos conocidos pero muy alcalinizantes tal como el tamari, el miso o la ciruela umeboshi, así como toda la variedad de algas muy ricas todas ellas en Calcio, magnesio y muchos otros minerales alcalinizantes.

Además de estos cambios y mejoras dietéticas con una dieta más alcalinizantes podemos apoyarnos con la utilización de Plantas Medicinales remineralizantes y depurativas. Veremos algunas de ellas:

Té bancha: Es un té verde de tres años muy consumido en Japón. Es digestivo, depurativo,remineralizante y de gran poder antioxidante ayudando a realizar un barrido de radicales libres en nuestro organismo. Es un té que apenas contiene teína, tiene un alto contenido en calcio y por ello es muy alcalinizante. El consumo de este té ayudará a prevenir la osteoporosis, remineraliza y da fuerza al cabello por lo que previene su caída. Por su acción antioxidante evita la formación de ateromas en las arterias previendo la ateroesclerosis.

Es recomendable sobre todo cuando se realizan dietas depurativas para ayudar a eliminar toxinas ácidas y radicales libres, pero podemos incorporarlo por su efecto benéfico y su ausencia de teína en las infusiones de la tarde a razón de una cucharadita de postre por taza, sin dejarlo mucho tiempo en maceración porque si no resulta amargo y muy astringente ya que se extraerá una cantidad excesiva de taninos.

Cola de Caballo: es la planta de mayor contenido mineral. Contiene abundantes sales de silicio además de otros minerales como potasio y hierro. Se utiliza por su riqueza mineral y sobre todo por su contenido en silicio para recuperación de fracturas y mejora de articulaciones, así como en reumatismo. Es además una gran planta diurética y depurativa. Se utiliza en decocción de los tallos estériles: una cucharadita por taza de agua.

Ortiga verde: Planta muy rica en minerales, clorofila y hierro. Además de como planta medicinal se puede cocinar: como verdura. Se utilizan las hojas, tallos, raíces, la planta fresca o seca. Es muy rica en clorofila, por lo tanto en magnesio, y en sales minerales de hierro, calcio, sílice, azufre, potasio y manganeso. Se utiliza en infusión: una cucharadita por taza.

Estigmas de maíz: también llamados barbas del maíz. Son muy ricos en sales de potasio, de ahí su gran acción diurética, depurativa y remineralizante. Se utilizan en infusión.

Grama: es un pequeño cereal silvestre. Se utiliza su rizoma que contiene abundantes sales de potasio y de silicio que proporcionan acción diurética, remineralizante y depurativa de la sangre.

Raíz de Bardana: una de las plantas más depurativas que existen. Indicada sobre todo en problemas de la piel que cursan con formaciones purulentas como el acné. Contiene grandes cantidades de minerales sobre todo potasio, magnesio, zinc y fosforo además de otros oligoelementos. Se utiliza en decocción una cucharadita por taza.

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