Después de leer este artículo, es posible que nunca confíe en el Congreso o la FDA de nuevo.
Esta práctica tóxica hace que la carne cariada en serio parezca fresca y está prohibida en muchos otros países del mundo, pero nuestro gobierno lo permite en los Estados Unidos.
Casi el 70% de carne de res y pollo en los Estados Unidos y Canadá se trata con gas venenoso de monóxido de carbono, que la FDA permite.
El monóxido de carbono se utiliza porque hace que la carne parezca y huela fresco, incluso cuando muy claramente no lo es, ya que reacciona con la pigmentación mioglobina de carne para crear carboximioglobina, que ayuda a la carne permanecer roja durante días o incluso semanas después de que la carne se puede haber estropeado.
Y cocinar la carne tratada con monóxido de carbono no destruye necesariamente todas las toxinas. Debido a estas preocupaciones de seguridad, muchos otros países, incluyendo la Unión Europea y Japón, han prohibido el uso de monóxido de carbono en el tratamiento de la carne.
Como concluyó el Comité Científico de Alimentos de la Comisión Europea: «El color cereza estable puede durar más allá de la vida útil microbiana de la carne y así enmascarar el deterioro».
«El monóxido de carbono (a menudo referido como CO) es un gas incoloro, inodoro, insípido, una molestia molécula de oxígeno lejos del dióxido de carbono que todos exhalamos.
Pero esa molécula hace una gran diferencia en que hace cosas muy, muy malas para el cuerpo humano a concentraciones muy, muy bajas.
El CO es tóxico porque se adhiere a la hemoglobina, una molécula en la sangre que por lo general transporta oxígeno, incluso mejor que el oxígeno.
Cuando las personas están expuestas a niveles más altos de CO, el gas toma el lugar de oxígeno en el torrente sanguíneo y causa estragos. Las exposiciones más leves significan dolores de cabeza, confusión y cansancio. Exposiciones más altas significan inconsciencia y muerte, e incluso aquellos que sobreviven al envenenamiento por CO pueden sufrir serias consecuencias neurológicas a largo plazo».
Merecemos lo mejor de nuestro gobierno y de nuestra carne.
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