Vamos a hablar a lo largo del presente artículo, del té blanco, uno de los productos que más se está consumiendo en los últimos años, en cafeterías y en otro tipo de establecimientos. Veremos las propiedades y beneficios que tiene y para qué sirve.

Hay que tener en cuenta que el té blanco, se originó en China, y es un té que está ligeramente oxidado. Su nombre proviene de las yemas que todavía no se han abierto de las plantas del té, que tienen un tipo de vellosidades de color plateado o blanco. Este producto se obtiene de las yemas y las hojas jóvenes de la planta Camellia Sinensis, en la provincia de Fujian, en China.

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Propiedades y beneficios del té blanco

El té blanco tiene diferentes propiedades y numerosos beneficios. La primera ventaja que tiene es que se ha descubierto recientemente, que es el antioxidante más potente que existe en la naturaleza. Se considera que el té blanco es mucho más beneficioso que el té verde en muchos sentidos.

En primer lugar porque tiene una cantidad triple de polifenoles, que vienen a ser potentes antioxidantes, que se encuentran en todo tipos de tés, y son muy útiles porque aumentan las defensas del organismo y además son capaces de regular y de neutralizar la actividad de los radicales libres.

Los radicales libres provocan que se oxiden las células, y en ocasiones, si esta degradación avanza en exceso, podría llegar a provocar cáncer. Por lo tanto el té verde puede suponer un freno a varios tipos de cáncer al suponer una barrera en la oxidación de las células, pudiendo atacar, en algunas ocasiones, el problema completamente de raíz.

El té blanco también genera muchos más beneficios que el té verde, a la hora de fábricar lípidos, ya que se considera que lo hace unas diez veces mejor. Este tipo de té suele resultar más eficaz que si sumáramos la vitamina E y la vitamina C.

Asimismo, el té blanco proporciona otra serie de ventajas y beneficios a nuestro organismo. En primer lugar, reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Como hemos mencionado anteriormente, también reduce las posibilidades de sufrir un cáncer. También previene de sufrir un infarto, por los beneficios que genera en nuestro organismo.

Otro de los beneficios que genera en nuestro organismo, es que es capaz de proteger nuestra dentadura de las caries. El poder antioxidante que tiene es de tal cantidad, que en muchas ocasiones, es superior al de  frutas y verduras. También tiene una alta capacidad de prevenir infecciones y de combatir la fatiga, evitando la sensación de estar cansados.

El té blanco también contribuye a reducir los niveles de colesterol en sangre, concretamente la lipoproteína de baja densidad. Es bueno evitando el paso del azúcar a la sangre, hay que tener en cuenta que es una bebida natural que no engorda, ya que no contiene ni azúcar ni calorías. Asimismo, estimula las defensas y el funcionamiento mental. En definitiva, que tiene múltiples beneficios el consumir té verde, además de tener un sabor agradable, que contiene la mitad de cafeína que el té verde, pudiendo actuar como sustituto del café, pero de manera más relajante.

Para qué sirve el té blanco

Vamos a continuar con las cosas buenas de este tipo de té, tan extendido últimamente, pero quizás menos popular que el verde, como es el té blanco, explicando para qué sirve.

En primer lugar hay que reconocer que estamos ante la variedad más interesante, y a la vez la menos procesada de todas, ya que está hecha con cogollos y hojas, debidamente seleccionadas, que posteriormente se secan para obtener un producto final. Su calidad nutricional se la da el hecho de haberse oxidado previamente. De hecho, el té blanco pasa por muy pocas etapas, en la cadena de producción.

El té blanco sirve para adelgazar, ya que puede ayudar a bajar peso a quien lo consume. Evidentemente, todo tiene que ir acompañado por un ejercicio constante y una dieta adecuada y equilibrada, pero sí que es cierto que el consumo de té blanco ayuda a acelerar el metabolismo, y por lo tanto a quemar calorías de una manera más rápida.

El té verde también sirve para mantener la belleza, ya que el envejecimiento de la piel se provoca en muchas ocasiones, por la presencia de radicales libres. Su efecto antioxidante, hace rejuvenecer el cutis, notablemente. También sirve, y a gran escala, para mantener la tensión arterial y el corazón, es un excelente protector, al ser capaz de reducir diferentes factores del riesgo de infarto de miocardio.

Cómo tomar té blanco

Para saber cómo tomar té blanco, hay que seguir una serie de pasos. En primer lugar, hay que incorporarlo a la dieta, de manera rutinaria, si queremos que tenga efecto real. Hay que tener en cuenta, que el té blanco no te va a poner más nervioso, ya que tiene la mitad de cafeína que el té verde.

No obstante, si te cuesta quedarte dormido, lo más recomendable es tomarlo antes de las ocho de la tarde, porque algo de cafeína tiene. Si lo que queremos es adelgazar, como hemos mencionado anteriormente, estamos de enhorabuena, porque es un potente quemagrasas. Para este propósito, debemos tomar tres tazas al día. Una en ayunas, otra a media mañana y otra después de cenar.

Es recomendable que el agua que utilicemos para el té blanco, sea limpia y sin impurezas, dependiendo el lugar en el que nos encontremos se recomienda emplear agua embotellada. Siempre hay que tener presente, que el mejor té viene de la planta Camellia Sinensis, no de sus hojas.

El agua es fundamental en la preparación del té, y sólo puede llegar al primer hervor, es decir, no puede hervir del todo. Desde ese momento, debemos retirarla del fuego y dejarla enfriar entre cinco y ocho minutos. Es decir, que no tiene por qué hervir en exceso el agua para evitar que el té blanco se oxide.

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