4 vitaminas para mejorar tu circulación

No debemos quedarnos pasivos ante los posibles problemas circulatorios que se nos presenten. Además de ejercicio diario, y un tratamiento adecuado, debemos favorecer el flujo de la sangre en nuestro cuerpo a través de la alimentación. Éstas son las vitaminas que no deben faltar en nuestra dieta para conseguirlo.

 

VITAMINA B

Concretamente la vitamina B3, llamada niacina, sirve para fortalecer los vasos sanguíneos y aumenta el flujo de la sangre para que llegue sin problema a las extremidades. Además, interviene en el proceso de formación de glóbulos sanguíneos y previene el endurecimiento de las arterias.

Podemos encontrarla en todo tipo de alimentos: carne magra de pollo/pavo, semillas de girasol, remolacha o lentejas, entre otros.

VITAMINA C

Seguramente es una de las más conocidas, ya que llevamos toda la vida oyendo sobre sus bondades a través del zumo de naranja. Sin embargo, pocos saben que además de fortalecer nuestro sistema inmunológico sirve para prevenir coágulos de sangre o para fortalecer las arterias y los capilares, entre otros muchos beneficios.

Muchas verduras contienen esta vitamina, como la calabaza o las espinacas, al igual que frutas como la naranja, el mango, las fresas o el kiwi.

VITAMINA E

Este antioxidante ayuda a ensanchar los vasos sanguíneos, por lo que favorece la circulación de la sangre a través de ellos, y previene la aparición de coágulos. Además, ayuda al organismo a producir los tan necesarios glóbulos rojos y a transportar el oxígeno y la sangre.

¿Dónde podemos encontrarla? En alimentos muy dispares como los aceites vegetales, almendras, nueces, así como en brócoli o tomates.

VITAMINA K

Esta vitamina es vital para la coagulación de la sangre, ya que de presentarse un déficit importante se podrían producir hemorragias internas. Además, previene la calcificación arterial, la aparición de las venas varicosas y el desarrollo de otras enfermedades relacionadas con los problemas circulatorios como el síndrome de myelodyplastic.

El aceite de oliva es uno de los alimentos más comunes con una alta cantidad de vitamina K, pero también podemos encontrarla en el aceite de soja, en la lechuga o en las espinacas.

Por lo tanto, cuidar la alimentación a través de estas vitaminas, realizar ejercicios cardiovasculares y complementar nuestras rutinas con una solución oral con principio vasoprotector, puede asegurarnos una gran mejoría en nuestro sistema circulatorio y, en definitiva, en nuestro bienestar.