La pérdida de masa y fuerza muscular relacionada con la edad es un problema que preocupa en nuestra sociedad, sin embargo mediante la activación de la proteína AMPK se consigue reducir la velocidad de desgaste muscular que se genera con el envejecimiento. Investigadores de la Universidad de McMaster, en Ontario, Canadá, identifican el cuerpo humano como un indicador de combustible del organismo que con la edad se va consumiendo gradualmente.

En una prueba con ratones, los investigadores de la Universidad de McMaster, Canadá confirmaron que aquellos roedores carentes de la proteína AMPK en su músculo desarrollaron mucha mayor debilidad de los músculos que en un roedor corriente de mediana edad. La efectividad del gen AMPK desciende con el paso de los años, de ahí la debilidad muscular propia durante el periodo de envejecimiento y, como consecuencia, de masa muscular en el individuo.

En ediciones previas a las investigaciones canadienses se demostró la posibilidad de activar dicha proteína gracias a la metformina, una biguanida originaria de la lila francesa, que estimula la captación de glucosa en el músculo, induce la oxidación de ácidos grasos en el hígado e inhiben la producción hepática de glucosa. Con una población cada vez más envejecida, es muy importante mantener la musculatura para no perder funcionalidad con el paso de los años. En la actualidad no existe un tratamiento específico mantener la actividad y fuerza muscular a medida que vamos envejeciendo, sin embargo es posible frenar dicha oxidación cuidando nuestros hábitos y cumpliendo con los nuevos descubrimientos de expertos.

En realidad nunca se ha llegado a entender por completo qué es lo que hace que perdamos la fuerza muscular conforme envejecemos, sin embargo investigadores de la Universidad de McMaster vinculan directamente el ejercicio físico para evitar dicha oxidación ¿Cómo? activando la proteína AMPK clave y necesaria para mantener la masa y fuerza muscular durante el envejecimiento. Este hallazgo significa que en base al gen se pueden crear nuevos fármacos con el objeto de actuar directamente sobre él, con la intención de conservar la función muscular que se pierde durante el envejecimiento.

No obstante gracias a la activación del gen se consigue reducir la velocidad de desgaste muscular con el envejecimiento, induciendo el proceso de la autofagia.

En septiembre de 2014, científicos de la Universidad de California señalaron a las moscas de fruta como un buen modelo para el estudio especializado del envejecimiento en humanos ¿Cuál es la razón? Al activar el gen AMPK en el intestino del insecto, se pudo apreciar un incremento en la esperanza de vida de éstas hasta en un 30%, permitiéndoles vivir ocho semanas en lugar de seis (promedio de vida estándar en moscas de fruta).

Se sabe que la última etapa de la vida el músculo se muestra en un profundo proceso de deterioro debido a la falta de funcionalidad de las células madre musculares. Estas son las encargadas de reparar el músculo dañado o enfermo en organismos que todavía no “sufren” un proceso degenerativo, sin embargo en cuerpos que acarrean los efectos del envejecimiento, las células no se regeneran a la misma velocidad. En seres humanos, el gen AMPK no se activa con tanta regularidad e intensidad como ocurre con las moscas de fruta, no obstante mediante la autofagia, las células madres musculares de nuestro cuerpo consiguen rejuvenecer, restaurando la mayoría de sus funciones regenerativas y sin cúmulos de residuos tóxicos, culpables de la oxidación del tejido muscular. Cuando el proceso de la autofagia- mecanismo por el cual las células se limpian de residuos tóxicos, manteniendo su equilibrio interior- falla, llega el envejecimiento; todos sabemos lo que significa envejecer en vista o experiencia. Sin embargo, en términos científicos el envejecimiento conlleva una acumulación de proteínas y orgánulos dañados en el interior de las células madre.

Por lo tanto el presente estudio demuestra como la autofagia consigue restaurar las funciones regenerativas de las células madre, un mecanismo instaurado en nuestro cuerpo, pero con pérdidas de funcionalidad a medida que se presenta el envejecimiento. No obstante lo más importante en este apartado consiste en buscar un método, antídoto o solución que active el proceso de la autofagia como en antaño. En la actualidad es posible activar el gen AMPK mediante el proceso de autofagia ¿Pero cómo acelerar la autofagia? Mediante ejercicio intenso y medicamentos que suelen emplearse para tratar la diabetes 2.

En términos generales, la AMPK se puede encontrar en la mayoría de órganos del cuerpo: hígado, músculo, células adiposas o en el riñón, entre otros. Por lo tanto este descubrimiento abre un abanico de posibilidades para frenar los síntomas evidentes del envejecimiento como consecuencia de la pérdida de capacidad regenerativa del músculo en personas de edad muy avanzada.