En estos últimos años están surgiendo nuevas estrategias nutricionales que intentan combatir la diabetes. La prescripción de ejercicio y una intervención dietética controlada se erigen en piedras angulares para el tratamiento y resolución de la diabetes.

Las dietas bajas en hidratos de carbono y altas en grasas han aumentado su popularidad recientemente, pero la falta de estudios hace que se desconozcan sus efectos a largo plazo sobre la glicemia y las enfermedades cardiovasculares. Para dar respuesta a ello, un estudio de Tay y cols [1] comparó los efectos de una dieta baja en carbohidratos y alta en grasas insaturadas (low carb, LC) con una dieta alta en carbohidratos y baja en grasas (high carb, HC) sobre el control glucémico y los factores de riesgo cardiovasculares en pacientes con diabetes mellitus tipo 2. Durante 52 semanas se controlaron a 115 adultos obesos con diabetes (edad: 58 ±7; IMC: 34,6 ±4,3; HbA1c: 7,3 ±1,1%; duración de la diabetes 8 ±6 años) que fueron divididos en dos grupos de manera aleatoria:

Dieta hipocalórica baja en carbohidratos (LC): 14% de las calorías en forma de carbohidratos (50 gr/día), 28% proteína y 58% grasa (10% grasa saturada).

Dieta hipocalórica alta en carbohidratos (HC): 53% de las calorías en forma de carbohidratos, 17% proteína y 30% grasa (10% grasa saturada).

Los sujetos siguieron un plan individualizado de dieta, con una restricción calórica del 30% para facilitar la pérdida de peso (500-1000 kcal/día de déficit; 1357-2143 kcal/día en la dieta prescrita). Ambos grupos realizaron ejercicio supervisado, tanto aeróbico como entrenamiento con pesas, durante 60 minutos 3 días a la semana.

Se evaluó la glucosa basal, la hemoglobina glicosilada o HbA1c (porcentaje con el que se controla la evolución del nivel de glucosa en sangre), el perfil lipídico, el peso corporal y la presión sanguínea al inicio del estudio, en la semana 24 y al finalizar, en la semana 52.

Ambos grupos consiguieron reducciones similares del peso (LC: -9,8 kg; HC: -10,1 kg), de la presión sanguínea, de la hemoglobina glicosilada, de la glucosa basal y del colesterol LDL. Pero si comparamos la dieta HC con la LC, esta última obtuvo resultados significativamente mejores en la puntuación de la mediación para la diabetes, la variabilidad de la glucemia y los niveles de triglicéridos y de colesterol HDL (Tabla 1).

Tabla 1: Cambios en la composición corporal, control de la glucemia y de los marcadores de riesgo cardiovascular tras 52 semanas de dieta LC o HC.

Por lo tanto, ambas dietas consiguieron una reducción substancial en el peso, la hemoglobina glicosilada y la glucosa en ayunas. En cambio, la dieta baja en hidratos de carbono y alta en ácidos grasos insaturados consiguió mayores mejoras en el perfil lipídico, en la estabilidad de la glucosa en sangre, además de reducir la medicación para la diabetes, lo que sugiere que la dieta LC puede ser efectiva dentro de una estrategia para el tratamiento de la diabetes mellitus tipo 2.

Las nuevas vías que sugieren que las dietas altas en hidratos de carbono pueden ser el origen de muchas de las enfermedades metabólicas de hoy en día hace que se planteen nuevas soluciones que puedan dar respuesta a un problema que se está convirtiendo en una epidemia.

Deja una respuesta