El término hiperactividad hoy en día está en expansión. Muchas veces esta palabra se emplea mal o se generaliza a comportamientos activos o que nosotros consideramos “más activos de lo normal”.

¿Qué es lo “normal”? Lo que antes era un niño inquieto de repente ahora es hiperactivo, ponemos las alarmas y lo llevamos de inmediato ante un especialista. A continuación explicaremos un poco más en profundidad qué es el TDAH (Trastorno de atención con hiperactividad).

Qué es el trastorno de atención con hiperactividad

¿Qué es el TDAH?

Se trata de un trastorno neurobiológico que se origina en la infancia. Este implica un patrón de déficit de atención, hiperactividad y/o impulsividad. No todos los niños con este trastorno manifiestan estos síntomas con la misma intensidad.

En otras palabras, un niño con TDAH puede presentar síntomas de déficit de atención e hiperactividad pero no de impulsividad y otro niño puede acusar simplemente uno de estos 3 síntomas de forma aislada.

Debido a la complicación de este trastorno no ha podido identificarse una única causa. Se entiende que es un trastorno heterogéneo producido por la combinación de diversos factores de riesgo, principalmente genéticos y ambientales.

Algunos factores ambientales que pueden afectar son (entre otros): traumatismos craneoencefálicos, infecciones del sistema nervioso central, prematuridad, consumo de tóxicos durante el embarazo o bajo peso al nacer. Se considera que el porcentaje de heredar TDAH es del 76%.

Los síntomas del Trastorno de Atención con Hiperactividad

Actualmente hay dos sistemas de clasificación internacional de criterios para diagnosticar el TDAH: el DSM-5 (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales), de la Asociación de Psiquiatría Americana y la CIE (Clasificación Internacional de Enfermedades), de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

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En este caso vamos a describir los criterios de diagnóstico según el DSM-5 ya que es el más utilizado por los profesionales a nivel mundial y además es revisado de forma periódica de acuerdo a las últimas investigaciones y descubrimientos.

Recordemos que el TDAH puede darse por: déficit de atención, hiperactividad y/o impulsividad. Es por ello por lo que el DSM-5 separa el diagnóstico en estos dos aspectos:

Síntomas del Déficit de Atención (Inatención)

Seis (o más) de los siguientes síntomas se han mantenido durante al menos 6 meses en un grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y que afecta directamente las actividades sociales y académicas/laborales:

  • Con frecuencia falla en prestar la debida atención a los detalles o por descuido se cometen errores en las tareas escolares, en el trabajo o durante otras actividades.
  • Con frecuencia tiene dificultades para mantener la atención en tareas o actividades recreativas.
  • Con frecuencia parece no escuchar cuando se le habla directamente.
  • Con frecuencia  no sigue las instrucciones y no termina las tareas escolares, los quehaceres o los deberes laborales.
  • Con frecuencia tiene dificultad para organizar tareas y actividades.
  • Con frecuencia evita, le disgusta o se muestra poco entusiasta en iniciar tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido.
  • Con frecuencia pierde cosas necesarias para tareas o actividades.
  • Con frecuencia se distrae con facilidad por estímulos externos.
  • Con frecuencia olvida las actividades cotidianas.
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Síntomas de la Hiperactividad e impulsividad

Seis (o más) de los siguientes síntomas se han mantenido durante al menos 6 meses en un grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y que afecta directamente las actividades sociales y académicas/laborales:

  • Con frecuencia juguetea o golpea con las manos o los pies o se retuerce en el asiento.
  • Con frecuencia se levanta en situaciones en que se espera que permanezca sentado.
  • Con frecuencia corretea o trepa en situaciones en las que no resulta apropiado.
  • Con frecuencia es incapaz de jugar o de ocuparse tranquilamente en actividades recreativas.
  • Con frecuencia está “ocupado”, actuando como si “lo impulsara un motor”.
  • Con frecuencia habla excesivamente.
  • Con frecuencia responde inesperadamente o antes de que se haya concluido una pregunta.
  • Con frecuencia le es difícil esperar su turno.
  • Con frecuencia interrumpe o se inmiscuye con otros.

Además de estos descriptores, la Asociación de Psiquiatría Americana añade que alguno de los síntomas anteriores deben de haber estado presentes antes de los 12 años, que los síntomas se pongan de manifiesto al menos en dos contextos diferentes (casa, colegio, amigos, actividades, etc.), que existan pruebas claras de que estos síntomas interfieren con el funcionamiento social, académico o laboral y por último recalca que estos síntomas no deben de estar provocados por otro trastorno que defina mejor la situación del paciente.

Tras esta breve definición de lo que significa el TDAH y los criterios que llevan a su diagnóstico, le recomendamos que siempre antes de tomar ninguna decisión y de etiquetar a su hijo con el término TDAH acuda a su pediatra y le explique la situación. Él podrá orientarle como profesional de la materia.